La observación ha sido el principal elemento en el trabajo realizado durante tantos años por la Dra. María Montessori. Fue a partir de sus observaciones que pudo conocer a los niños y crear sus princípios pedagógicos. Seguramente, sin la observación, no hubiese cambiado su manera de ver al niño y sí continuado con las ideas ya establecidas en aquel momento. Fue por su sensibilidad e impresionante capacidad de observación que hoy tenemos la oportunidad aprender a caminar junto al niño.
Pero, ¿qué es en realidad observar?
Observar, según el diccionario, es mirar algo o a alguien con mucha atención y detenimiento para adquirir algún conocimiento sobre su comportamiento o sus características.
En este caso hablamos de observar al niño, al ambiente donde se encuentra y de su comportamiento o reacciones en ese ambiente, entre otras cosas. Puede ser en su casa, en su clase, en el parque o en cualquier sitio donde se encuentre. ¿Qué está haciendo?
Al observarlo, de alguna manera entramos en su mundo y lo conocemos. Y al conocerlo, seremos capaces de respetarlo como individuo. Dejamos de ser el adulto que sabe, que conoce, para ser el adulto que se abre a conocer. Nos detenemos en el tiempo, nos distanciamos de nuestras ideas preestablecidas acerca del niño para crear nuevas.
Es verdad que muchas veces creemos que conocemos a nuestros hijos. Creemos que sabemos lo que le gusta hacer o con cuáles materiales le gusta jugar, por ejemplo. Nos basamos en lo que creemos que a la mayoría le gusta, que si es niña esto, que si es niño lo otro, que si tiene 5 años le regalo aquello que dicen que es ideal para su edad o lo que yo adulto creo que es lo ideal para él. Pero ¿que es lo que realmente le gusta y disfruta hacer? ¿Qué necesidades tiene? Son muchas preguntas pero es importante hacerlas y observar al niño para poder ayudarlo en su desarrollo a partir de sus necesidades. Si lo observamos atentamente, seremos capaces de crear un ambiente ideal para él donde pueda actuar de manera independiente y disfrutar de la libertad con seguridad y confianza en si mismo.
Además, nos permitirá corregirnos en nuestra labor de padres a medida que lo observamos. Nos dará elementos para continuar ayudando a nuestro peque en su proceso de desarrollo siempre respetándolo, cuidándolo y estimulando su proceso de independencia. Nos ayudará y nos guiará para seguir acompañando al niño durante el trabajo de auto construcción en el cual se encuentra.
“El adulto no observará con objeto de hacer sentir su presencia o de ayudar a los más débiles con su fuerza; Observará para reconocer al niño que se dedica a concentrar su atención y para contemplar el glorioso renacimiento del espíritu” (María Montessori)
Espero que sea de gran ayuda este tema. ¡A mi me ha ayudado mucho!
Un abrazo,
Juliana Simeone.